Si eres aficionado a las publicaciones sobre storytelling (también llamado narrativa) estarás familiarizado con los argumentos de la persuasión de Aristóteles.

Los relacionaba como Ethos (credibilidad del orador), Logos (razonamiento lógico) y Pathos (emoción). De los cuales, por supuesto, el que más impacto produce es el de la emoción.

He leído que se ha avanzado muy poco con respecto a la oratoria desde entonces. No estoy de acuerdo. La clasificación de los sesgos cognitivos, que son las trampas lógicas que el cerebro utiliza para aceptar lo inaceptable, nos han proporcionado herramientas para desarrollar el espíritu crítico. Es un gran avance.

«Las matemáticas no mienten. Lo que hay son muchos matemáticos mentirosos«

Henry David Thoreau 

Es verdad que la mayor parte de la gente no los conoce y no dispone de estas herramientas. Por eso sigue existiendo la charlatanería.

Aprender a generar discursos atractivos tiene un reverso oscuro, que es aprender a mentir con soltura. Y también una consecuencia iluminada, que es iniciar el sendero de la detección de los discursos vacíos.

Aunque el pathos nos entusiasme, hay que analizar el logos. Sobre todo si el ethos deja mucho que desear.

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